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sábado, 14 de junio de 2014

Ricos contra pobres.


Los políticos están haciendo lo que han hecho desde su origen: representar a los poderosos. Es un error considerar que el problema de la sociedad actual es la clase política; los partidos políticos mayoritarios y corruptos solamente son los representantes de la clase dominante emanada de las finanzas, del tráfico de drogas, de armas, de desinformación, de personas, de la especulación mercantil de todo tipo de bienes, subrayando aquellos teóricamente protegidos por la Declaración de los Derechos Humanos como el hogar, el alimento, y en última instancia la libertad y de la vida. 

En realidad, la situación es muy sencilla. Hay una lucha, hay dos bandos: sólo uno combate. Los pobres -entiéndanse los que tienen que trabajar para vivir- no identifican a su enemigo o no actúan, sienten pereza, sienten la lucha como ajena, como algo fútil, están desperdigados. Si combaten lo hace de forma descaminada: sin cohesión, de forma sectaria, individualista, en frentes equivocados e incluso contra su mismo bando. La lucha de clase solo los ricos la tienen presente, la expresan mediante desprecio, amparados ¿inconscientemente? en el darwinismo social yanqui (notorio en su cine, en películas como The company men).

Mientras tanto los pobres asumen la moral dominante entre vítores y aplausos a multimillonarios del deporte espectáculo; arma ideológica que sirve para difuminar la lucha de clases y justificar la desigualdad. Es inadmisible que reputadas personas de izquierdas obvien este hecho (por ejemplo, Galeano con su libro laudatorio acerca del fútbol o el debate dirigido por Pablo Iglesias en su programa internáutico). Otra prueba de esta pasividad es la actitud de los pobres ante los bancos, que son los principales responsables del aumento de la explotación social. Se critica a la clase política, se cambia el voto; se critica a los bancos, pero no se cambia el dinero. No hay una organización ciudadana que aglutine a los ciudadanos ante los bancos y los castigue, que se erija como contrapoder de la esencia del sistema, el mismo capital.

Mientras tanto, a veces a algún rico se le escapa alguna verdad sin paliativos: “Por supuesto que hay lucha de clases y los ricos estamos ganando”. Pero esto es una anormalidad, hasta tal punto ha calado el mensaje nacionalista y mitigado el de la lucha social que hoy en día damos por sentado que los gobiernos gobiernan para todos —o deberían—, o que si a las empresas nacionales les va bien al conjunto del país también.

Como dice el proverbio, la mejor victoria es vencer sin combatir; ¿cuántos trabajadores tendrían claro la lucha de clases allá en el siglo XIX incluso antes del surgimiento del marxismo? En cambio hoy, a través de la difusión del mensaje hegemónico el pueblo ha asumido la moral dominante, las ideas que quieren que tengamos; en este sentido, la mejor propaganda es aquella que no se percibe, así nos disponemos a regocijarnos con el mundial en verano o ver el taquillazo yanqui del momento.

El pueblo debe tener clara una cuestión: una persona rica y otra persona pobre son contrincantes sociales. Así de simple. Vicenç Navarro se atreve a ponerle cifra: el 10% más opulento de la sociedad occidental, especialmente el 1% más rico. Es importante este dato, porque muchas veces caemos en la demonización del que tiene dos duros más que nosotros o mejores condiciones laborales. Evidentemente el eslogan ricos contra pobres es una simplificación, pero posiblemente mejor tener clara esta simplificación que divagar entre los océanos de desinformación, justificaciones y ambigüedades imperantes.

Y digo simplificación porque hay que tener en cuenta que vivimos en un mundo globalizado (que no es ni más ni menos que la unión de la clase dominante a escala mundial; si bien Marx dijo: ¡Trabajadores del mundo, uníos! fue la clase dominante la que tomó nota), es decir la lucha de clases entre pobres y ricos ha de mirarse a diferentes escalas. De esta manera hemos de ser consciente que la clase trabajadora occidental ha sido y sigue siendo la beneficiaria de la explotación y esclavitud en los países pobres del mundo. Además, todavía sigue existiendo la clase media, clase que se amoldó al estilo de vida burgués y a sus ideas.

Si quisiéramos ahondar en esta cuestión, deberíamos realizar una retrospectiva histórica contemporánea de la lucha de clases. Podríamos situar su primera fase en el afianzamiento del movimiento obrero, durante el siglo XIX. La clase obrera occidental explotada cual instrumento, ganó terreno a base de lucha, violencia, muerte, ideas y convencimiento. Esta fase acabó con los grandes desastres, las Guerras Mundiales fueron un paso atrás para el movimiento obrero, la clase trabajadora luchó por su nación; luchó a favor de su propia clase dominante que los subyugaba; el proyecto de Estado-nación burgués coló en la mentalidad del pueblo; la visión nacionalista se impuso a la social.

Pero una segunda fase comenzó tras las Guerras Mundiales. Muchas poblaciones europeas se quedaron sin nación a la que acogerse, solo había destrucción, desolación y desmoronamiento civilizatorio, y una población demasiado habituada a la violencia para convivir en época de paz en tales términos. Además se instauró lo más peligroso para una realidad impuesta: una alternativa, el comunismo. La hegemonía del capitalismo estaba puesta en duda muy seriamente, lo que aun no sucede hoy en día.

Ante esta situación, las elites dominantes estadounidenses y europeas se percatan de la imposibilidad de implantar su capitalismo en Europa, ya que conllevaría la pobreza y el riesgo inminente de la revolución obrera, lo que ellos llamaban el contagio comunista. La clase dominante decidió implantar el Estado del bienestar, y con ello arrancar los años dorados del capitalismo: el Estado dirigió la economía, que se fijó en el modelo soviético de planificación. El dejar hacer y el dejar pasar del liberalismo clásico se abandonó para llegar a una especie de simbiosis entre gobiernos, empresarios y obreros. El crecimiento económico de los años cincuenta y sesenta del siglo XX fue tan grande que la clase dominante siguió aumentando el rendimiento del capital; a la misma vez el proceso de descolonización creó la llamada neocolonización, el dominio sin bandera. La clase obrera se aburguesó en su modelo de vida en el Primer Mundo, desapareció el desempleo mientras que el Tercer Mundo continuó explotado sin conciencia alguna.

Una tercera fase se conformaría a partir de los años setenta: se acaba la época de crecimiento. La clase dirigente del tercer mundo que controla los recursos petrolíferos se percató de su poder y aumentaron su coste; es el fin de la energía barata para Occidente. Al mismo tiempo, la clase dominante mundial entró en otra fase de búsqueda de rendimiento al capital (ganar más dinero) y comenzó a deslocalizar la industria: lo que produce la mundialización de la mano de obra; los trabajadores de países pobres, muchas veces esclavos, se erigen en competencia de la mano de obra occidental.

Las fábricas abandonan las ciudades occidentales y vuelve a aparecer el desempleo en Occidente. Esta apuesta por parte de la clase dominante es soberbia: mientras ellos cada vez se cohesionan más a lo largo del globo, la clase trabajadora comenzará una competición a escala mundial por los puestos de trabajos (un ejemplo de este fenómeno lo vimos en Salvados, de Jordi Évole; en las declaraciones de un sindicalista de Nissan en España, que legitimaba el papel del sindicato en la lucha entre obreros de diferentes partes del mundo para la concesión de puestos de trabajo) y ya sin la ideología obrera, había desaparecido la conciencia de clase obrera en pos de la “clase media”.

Una nueva fase de la lucha nació en 2007, atendemos a una nueva maximización del capital de la clase dominante, a una codicia nunca vista en la historia de la humanidad; nunca tan pocos amasaron tanta riqueza. En medio del empeoramiento progresivo de la clase obrera desde los años ochenta del siglo XX (que se subsana temporalmente a través del crédito, el aumento de horas trabajadas o de la deuda permanente) se demuestra que la progresiva financiarización de la economía no es solvente. Todo el sistema bancario occidental está comprometido debido a su funcionamiento, que vendría sustentado en la creencia que en el momento de estallar la burbuja sería la clase dominada, el vulgo, quien pagara los platos rotos con los llamados recortes; la eliminación del Estado del bienestar, el descenso de salarios, el aumento de impuestos a los pobres. Ya que el sistema (capitalista) no puede quebrar, los Estados occidentales deciden salvar los bancos a costa del dinero de la clase trabajadora. Resultado, los beneficios capitalistas cada vez son mayores, mientras la clase obrera se empobrece, ni siquiera disponer de un empleo garantiza salir de la pobreza en países como Alemania, Estados Unidos o España.

La cuestión es que la clase dominante realizó un rodeo de treinta años, un retroceso en su frente, para luego avanzar cuando el enemigo ya no estuviera organizado; lo ha hecho a través del control de la cultura, la ideología, el llamado poder blando y el control de la información (hemos atendido a su falsa izquierda, simbolizado en España con el PSOE y El País) cambió la realidad material de la clase trabajadora para cambiar su mentalidad. Lo consiguieron. El resultado es el reino del individualismo en la sociedad de masas. La eliminación progresiva de la meritocracia, de  la cultura del esfuerzo (aunque me temo que siempre fueron cuestiones para pobres).

En definitiva, quien debe cambiar es el pueblo, concienciarse que hay una lucha, que hay dos bandos, y tener claro en todo momento al cual se pertenece. Eso significaría no pagar 70 euros por una camiseta del F.C. Barcelona con publicidad de una de las peores dictaduras, realizada en condiciones esclavistas y que engrosarán las cuentas de ricos burgueses. No ver su televisión, no escuchar su radio, no leer su prensa, no navegar en sus webs: informarse a través de medios alternativos, percibir la propaganda del régimen, el llamado poder blando, como nos inculcan su visión del mundo, la construcción de su hegemonía. Este cambio debe desbordar la perspectiva electoral. Esta visión es la que la clase dominante pretende, el campo electoral es su terreno de juego, está amañado (la proporcionalidad no existe, el factor económico es abrumador y los candidatos son construcciones mediáticas). Debemos ser conocedores que hay que aspirar a cambiar la visión de la humanidad. Es un cambio en el día a día. Es crear una alternativa, una organización. Ser consecuentes. Ricos contra pobres.

Desprecia al rico, porque toda forma de riqueza en este mundo capitalista tiene un origen amoral.

sábado, 8 de junio de 2013

Llegó: el vacío de aulas


Hace más de dos años, en mi primera entrada, hablaba de la situación de la universidad. Responsabilicé en buena parte al profesorado por el descenso formativo y proponía dos soluciones desde el ámbito universitario; una deseable y otra no tanto. La puesta en práctica de alguna de ellas significaría, desde mi punto de vista, un vacío de aulas. Vacío de aulas que a la postre sería saludable para la educación en España. Al final, se ha impuesto una vía desde fuera del ámbito universitario: vuelta al siglo XX, quien tenga dinero que estudie, y el resto que se aguante (con matices, que todavía sigue existiendo un sistema de becas…).

Las consecuencias de la imposición de la nueva legislación en materia de becas y tarifas universitarias han explosionado en las redes sociales. Ha sido a través de una epistolar digital de un profesor universitario, relatando el caso de un alumno que sobresale, fuera de lo común, por su pasión y dedicación a la ciencia. Pues resulta que no tiene medios económicos para pagar la matrícula.

Los análisis y comentarios al respecto centran el foco en los recortes actuales, pero no se hacen retrospectiva: se peca de superficialidad, las causas se centran en la nueva legislación de becas y tarifas; y también de parcialidad, ya que culpa a las políticas de recortes del PP y exime a las del PSOE, entre otros “salvados”.

Estos recortes, ¿sobre qué situación se aplican? Esta pregunta es importante responderla por diversas cuestiones, y se está omitiendo en el discurso anti-recortes. Parece cantado que se aplican sobre una situación universitaria insostenible y, por qué no decirlo, corrupta. El PP ya tiene la justificación perfecta para los recortes. De alguna forma parece que han dejado empeorar la situación hasta que el caldero se rebozara, para luego poder hacer lo que les da la gana.

1. Burbuja universitaria: insostenible porque España llevaba una tendencia de población universitaria que casi doblaba a la Alemania (38% vs. 22% de jóvenes en 2005). Más grave el ejemplo si tenemos en cuenta las características de ambos países; somos un país terciarizado donde la oferta de trabajo no se caracteriza por la cualificación. Con la crisis menos. Por otro lado, hasta fechas recientes, la tasa de desempleados universitarios era bastante menor que la de formación inferior, pero con la cada vez más acuciante burbuja de universitarios, estos comenzaron a estar abocados al paro, a la emigración o a trabajos no cualificados. De 2007 a 2011 la tasa de titulados en paro se duplicó en España, el 12,4% frente al 5,2% de la UE. Para apuntillar, el polémico Niño Becerra sitúa en un 5-10% a los universitarios que tendrán buenos trabajos en el futuro.

2. Titulitis:  insostenible porque a día de hoy importa más el título que lo que hayamos aprendido; representado en que vale lo mismo un título obtenido en 10 años con media de 5, que uno obtenido en 5 años con media de 10. Fíjense: obtener un 10 en el expediente académico en unas oposiciones al profesorado solo supone 0,5 de diferencia con otro alumno que obtenga un 6 de nota media. La misma puntuación que te dan por un cursillo de una tarde. Parafraseando un comentario que me llamó la atención: “Cualquier estudiante que no pueda estudiar es un drama”. Pues oiga: No, ni mucho menos, al menos si entendemos estudiar como tener formación universitaria bajo estas circunstancias. Por otra parte, en una sociedad desarrollada ha de haber todo tipo de profesionales que sean valorados por su trabajo, y la mayoría de ellos con nuestro modelo económico no deben ser universitarios. Camareros, obreros, fontaneros, técnicos en energías renovables ya puestos a innovar… Algunos aducen que se quiere atolondrar al pueblo, pero parece demostrado nuestra sociedad de universitarios no ha servido para que vivamos en una sociedad donde la cultura y el amor al conocimiento sean los valores máximos por la cual se rija un sistema social basado en la meritocracia del esfuerzo. En otras palabras, en la universidad no se desarrolla conciencia social necesariamente.

3. Titulitis + burbuja universitaria: mal que nos pese, nuestro modelo de “todo el mundo puede estudiar” ha obtenido un resultado negativo: bajo nivel formativo, depreciación del esfuerzo y saturación de titulados mediocres. En España tras décadas sin dictadura hemos alcanzado los primeros puestos mundiales en deportes, en número de turistas, en trenes de alta velocidad y en el matrimonio homosexual pero en universidades… Una puta mierda. Ninguna entre las 200 mejores. Imagínense este resultado en fútbol o en cualquier otro deporte popular. No creo que se extrañen al comentarles los siguientes casos verídicos: estudiantes de humanidades que terminaban su carrera en 8-9 años, cuando lo propio era en 5, simplemente porque no estudiaban y tenían una situación cómoda. Alumnos que pedían la beca compensatoria (bajos recursos económicos) y luego pasaban olímpicamente de las clases. Alumnos en facultades de magisterio que se matriculan porque es una carrera fácil y con corte de nota bajo, supuestos futuros maestros que copian en los exámenes y a duras penas los aprueban; encima ante tal avalancha de esta tipología de alumnos la facultad quiere ampliar sus aulas. Desde la perspectiva institucional, la proliferación de universidades no ha sido criticada de forma abierta como la de aeropuertos. A los profesores universitarios les ha venido de perlas, han consagrado un buen trabajo con buenas condiciones laborales. Datos clarificadores: en 1995 había 51 universidades en España, en 2013 hay 81. En 1995 había 1.446.472 estudiantes, en 2013 hay 1.469.653. ¿De dónde salen las 30 universidades? Recuerdo que el principal gasto de la universidad es el laboral y el segundo es el de “investigación y mejoras”, donde con escarbar un poco vemos que la corrupción y el clientelismo están a la orden del día (obtener réditos del sector público en beneficio propio, prevaricar, clientelismo, compritas, viajes, plagios…).

Culpabilizar al PP, implícitamente conlleva a exonerar al PSOE. Cuando la situación educativa actual es un problema de fondo, estructural; hace 25 años que la educación en España viene dando bandazos como en ningún país “desarrollado” de Europa, observable en las leyes educativas. Si centramos la culpa en el PP damos credibilidad a este sistema bipartidista: el PP tiene la culpa, por lo tanto el PSOE la solución.

Algunos responsabilizan y tratan de ignorantes y tontos a los votantes del PP. En 2011 un 32% de la población votó al PP, otro tanto votó al PSOE, que es el ala izquierda del mismo pájaro de mal agüero. Y otro tanto no votó permitiendo que este sistema se perpetúe, así que según como se mire todo el país es cómplice… ¿vivimos en un país de tontos? ¿O será que estamos ante una hegemonía que se ha ido construyendo en 30 años?

En conclusión: todos los indicios apuntaban a que antes o después el número de estudiantes universitarios tendría que reducirse en España. La universidad no ha llevado a cabo la reducción, finalmente ha sido el PP. ¿Qué esperaban, perpetuar la situación ad eternum? Por lo pronto, la educación no universitaria se va salvando… pero ya se observan los primeros pasos para su desmantelamiento de forma encubierta, poco a poco, no se enrabisquen en demasía. Prepárense profesores, prepárense… se os acaba el chollo. Espero que esta situación tenga una consecuencia positiva: estudiar sea sinónimo de progreso social. Lo malo: a lo mejor hay que esperar 50 años para verlo.

sábado, 13 de abril de 2013

El gran maná canario

¡Canario! ¿Qué opina del turismo? Tómese su tiempo, reflexione, póngalo por escrito…





 
 

Luego lea.

 
 

Si se ha decantado por una opinión positiva, está en sintonía con la mayoría de los canarios. Podría usted haber pensado: «Gracias al turismo podemos salir adelante» o «Si no fuera por el turismo dónde estaríamos». Pero, ¿es incuestionable esta visión mesiánica del turismo? Con la crisis se nos abre una nueva perspectiva histórica en la cual se confirma que el turismo no es la solución para los canarios, al menos, no este turismo. Debemos terminar con la idealización del turismo en Canarias. El turismo, nuestro gran maná, se ha convertido en nuestra adicción, en nuestro mal holandés (1).

Por goteo fui madurando esta entrada, tras experiencias propias y experiencias ajenas. La gota que colmó el vaso: dos de mis amigos estudian Turismo, los dos tienen planes para emigrar este año; otro amigo, que trabajaba en un comercio turístico, también ha decidido emigrar. Contrastado con los últimos datos oficiales: 115.390 canarios ya viven en otro país. El turismo no ha impedido que tengan que abandonar las islas afortunadas, donde todo el mundo quiere vivir. Es toda una paradoja.

Según periódicos y demás mercenarios de la desinformación la solución es: ¡Qué vengan más turistas! No sabemos para quién, pero esta es la solución. Diez millones de turistas al año y el paro más alto que nunca: ¿cuál es el objetivo? ¿Con qué cifra de turistas se acaba el paro en Canarias? En cambio la emigración se publica por lo bajini, multitudes de canarios se vuelven a ir a Sudamérica o Europa ¡qué feo quedaría! Y es que en Canarias, como en otros lugares, tenemos esa doble extraña visión que se complementa y acepta de buen grado –al menos aquí–. Por un lado pervive la visión de las islas afortunadas, de un medio natural estupendo; y por otro lado, se impone la visión de la pobreza como un mal endémico de la población canaria. Pero, si tenemos este medio geográfico tan propicio y tan bien explotado: ¿por qué hay tanta pobreza? Y aquí volvemos al turismo, nuestro motor económico, (un 70% de la actividad económica).

Antes que nada, para distanciarnos de una problemática tan compleja es mejor retrotraerse al origen para explicar, al menos, parte del estado actual del fenómeno. El turismo de masas en Canarias empezó en los 60´. Para situarnos en un caso concreto, en Gran Canaria la zona a explotar pertenecía mayoritariamente a un aristócrata. Antes de llegar a convertirse en conde, en 1961 convoca a concurso el proyecto de explotación. A este acudieron proyectos internacionales, ganando la opción más sostenible con el medioambiente. Pero pronto el curso de los acontecimientos llevarían al concurso a subsistir como una justificación, un esnobismo. El proyecto ganador se vació de contenido; la masificación del cemento ganaría la mano propulsada por la connivencia del poder político insular y empresarios extranjeros y locales, amparados por la rentabilidad en el corto alcance. Este ha sido el modelo de la explotación turística canaria: Sabemos que algo está bien hecho, pero vamos a retorcerlo para ganar más dinero. Modelo corrupto hasta la médula, amparado por los medios de comunicación que no han cumplido con su labor de denunciar la corrupción política-empresarial, el rentismo y la falta de miras. De señalar que otro modelo es posible.

La erosión turística de San Agustín es patente, y en esos visos está Playa del Inglés (los edificios e instalaciones son propias de mediados del siglo XX, y ya han empezado a cerrar, residencializarse o resultar patéticamente desfasados). Ante esta situación, la universidad y el gobierno –que se suma ahora– proponen la renovación. En consonancia, nuestro conde opina: «El empresario está mal acostumbrado y no tiene que llamar al Gobierno para rehabilitar sus negocios». Se permite estas palabras ya que –como él mismo ha lamentado– no ha invertido en edificaciones turísticas. Vamos, que de visionario poco, como algunos medios lo tildan. En los periódicos canarios, en lo poco que se publica, se sigue a raja tabla la hagiografía del gran Conde, el que quiso urbanizar las dunas de Maspalomas en algún momento dado, el que se lamenta por la “perdida” de 500 fanegadas al declarárseles suelo protegido; idealización paralela a la del modelo turístico. Este modelo nos lleva a pensar que la defensa institucional actual del ecosistema es debida exclusivamente a que su extinción significaría el fin del negocio.

 
Hasta ahora la alternativa al desgaste turístico ha sido ampliación y más construcción, esta vez con hoteles de cinco estrellas -tampoco son bobos-. ¿Pero será esta la solución para el ciudadano de a  pie? Para empezar, trabajar en estos glamurosos hoteles no es tan bonito ni profesional como pudiera pensarse uno; la diferencia entre “tener” estudios y no tenerlos cada vez es más laxa. Si comienzas a trabajar en turismo mentalízate para trabajos manuales y espaldares, a no ser que tengas ciertas influencias. Uno de mis citados amigos, precisamente criticaba que para qué tantos conocimientos teóricos, de modelos, de dirección, de planificación… para luego acabar haciendo camas u otro desempeño similar en las prácticas universitarias. Otro alumno, de un máster turístico, se quejaba que sus prácticas consistían en fotocopias y café. Por otro lado, para ascender, ya se puede imaginar usted: tampoco lo más importante es el conocimiento que podamos poseer, sino nuestra “adecuación” al sistema, tras soportar años y años de trabajo.

Una vez que estemos en un cargo directivo deberemos estar imbuidos e infundir la línea ideológica de la empresa -la cultura de empresa que le llaman-, en condiciones laborales como: cobro en negro íntegro o parcial, donde la propina y el sobresueldo son armas de doble filo; violación constante del reglamento horario, trabajar sin 12 horas de descanso (un amigo me comentaba que en un hotel de una cadena “canaria” hasta se normalizó salir de trabajar a las 01:00 para volver a las 06:00 con la excusa de cambio de cuadrante); trabajar gratis, es decir: obligatorio quedarse hasta que se “cierre el turno”, si se trabaja más tiempo son cosas del oficio, así hablan de jornadas de hasta 13 horas seguidas en hoteles de 5 estrellas. Casos de coerción diaria por parte del supervisor: “Quien no quiera trabajar de más a la espera hay tochos de currículos de gente que quiere trabajar. Incumplimiento soterrado de los 48 días de vacaciones por convenio…

Se podrá argumentar que es una visión muy pesimista, pero estos casos no son atípicos y se trata de señalar una problemática. La hostelería es un mundo de vicios, vicios para poder soportar estas condiciones laborales. Así es corriente al finalizar el trabajo que trabajadores se embriaguen y droguen para evadirse y entregarse a la noche. Trabajo, fiesta y dormir; hay que andarse con cuidado para no caer en tal dinámica autodestructiva. Pero bueno… toca aguantarse: «Hay tanto paro en las islas Canarias». Consuelo de tontos pensar que en la Península no andan mucho mejor.

Para ser fiel a la verdad, no todo ha sido negativo, en los últimos años nos hemos equiparado en muchos aspectos a la bella Europa, sin embargo ahora se terminan nuestras vanas ilusiones en convertirnos en europeos, en ricos. ¿Seremos realmente parte de Europa? ¿O nos definimos mejor como una neocolonia turística europea? Bienaventuradas, afortunadas… ¿mitos o verdad? Lo que está claro que alguien está haciendo un lucrativo negocio en Canarias y no es el canario de a pie. Eso sí, al menos, la UE ha aportado ingentes cantidades de dinero a Canarias como zona “subdesarrollada” dentro de la Unión. Pero el retraso social canario no ha disminuido, ¿qué objetivos se perseguían con estos fondos? Gracias a estos ingresos determinadas empresas y colectivos se han forrado, el gobierno canario ha podido argüir triunfos políticos: contamos con infraestructuras modernas y con la “ayuda” a la agricultura canaria. Bendita UE y benditos turistas. Los que se quedan a vivir aquí, bienvenidos sean; que las zonas turísticas canarias sean colonias económicas, no hay problema; en cambio, rechazamos a la inmigración económica sudamericana, africana y ahora china. Esos tienen mala prensa. Mientras, los turoperadores europeos hasta calles tienen con su nombre en el sur canario. ¿Se imaginan una calle principal con nombre de una empresa china?

El turismo no es un maná, no es un bien o don que se recibe gratuitamente y de modo inesperado. El turismo canario ha sido trabajado por los canarios con su sudor y buen hacer: a pesar de nuestra humildad e ignorancia. A la par los ingentes beneficios capitalistas se van para unas pocas familias en Mallorca, Alemania, Cataluña, Escandinavia y también a Canarias, no es cuestión de banderas. La cuestión se asemeja más a la lucha de clases y la necesidad de despertar del pueblo, en este caso de descubrir que este modelo no nos sirve a la mayoría. Fíjense que no vemos ni lo evidente, hay 300.000 parados en Canarias, algo habrá que cambiar aquí. Y algo gordo. Mientras tanto mis amigos se van yendo y otros comienzan a hablar de petróleo…

(1) Se denomina como especialización económica o mal del holandés, a aquella situación en la que la periferia se especializa tanto en un solo sector, el cual le da grandes beneficios, que se distorsiona la economía, porque se olvida del resto de sectores. La población que queda al margen de este sector se queda en niveles de subsistencia.


viernes, 13 de enero de 2012

Malditos documentales de La 2


A pesar de su poca audiencia, todo el mundo sabe que La 2 es el canal de los documentales. A base de repetir una y otra vez el mismo género, la naturaleza se ha convertido en un clásico de la tarde española. De hecho, ya se asimila documental a naturaleza. ¡Pero coño! más que nunca ahora, se podrían emitir documentales de una especie animal olvidada por la sobremesa de La 2: el ser humano. Emitir documentales que analicen nuestra sociedad de forma científica: sociología, historia, geografía, economía, política, cultura…Y no como en las noticias, que más que informan desinforman.
De hecho, creo que hay una malsana intención al reproducir estos documentales y no dejar espacios a otro tipo de contenidos. Parece como si quisieran que la población se durmiera, el documental como somnífero. Y es que inclusive se podrían producir, con un presupuesto muy bajo documentales que explicasen la crisis, los conflictos actuales… Nada de efectos, solo educar, informar. Con la palabra basta. Pero claro, esto sería atentar contra el sistema de desinformación impuesto, el cual contribuye crucialmente a la situación actual del mundo.
Al menos han emitido uno: ´La doctrina del shock´. Documental muy recomendable para entender cómo funciona el mundo. Pero, como no, en la página web de RTVE1 cambian su sentido "finamente", omiten la idea principal del documental y sitúan al neoliberalismo como la idea de un "loco" que se impuso en determinados momentos de la historia y espacios geográficos; cuando la realidad es que el documental denuncia el neoliberalismo como doctrina impuesta por los gobiernos de Estados Unidos alrededor del mundo, y que hoy más que nunca está en vigor.

miércoles, 22 de junio de 2011

Los mercenarios del Barça en el circo fútbial

Paradojas del circo


El Marca narra una riña de enamorados
Qué de vidas rellena el fútbol sin tener que jugarlo, con televisión, periódicos y discusiones en bares, barrios y trabajos. Es la gran paradoja del deporte-espectáculo, disfrutamos de nuestro rol pasivo interpretando un rol activo. Otra: sus acólitos menospreciamos al mundillo rosa (televisión y prensa del corazón) por ridículo, mientras tenemos nuestra versión «masculina» aun con más éxito, y encima revestida de un toque de reputación. Un ejemplo representativo lo veo en mi biblioteca. Podemos encontrar el Marca y el As pero no encontraremos ninguna revista del corazón, ¿se piensa acaso que estos periódicos tienen mayor catadura cultural o periodística que un Hola? Es la misma basura desinformativa, los mismos cuchicheos con otros sujetos y las mismas noticias que no afectan a nuestra vida diaria sino es por medio de lo irracional de la profesión futbolera. Sin duda, estos circos han suplido el hueco que la religión ha dejado en las sociedades actuales.
Y de aquí la tercera paradoja, cuando los aficionados blasfemamos al cielo por «nuestras» desgracias futboleras, como si los jugadores fuesen dioses de carne y hueso y sus malas acciones recayeran sobre nuestro mundo terrenal, incluso al marcharse a otro club. Cuando esto sucede (aunque parece que en la tele ya no se promociona tanto) el despectivo «mercenario» sigue siendo uno de los pocos insultos con raciocinio. Pero la realidad es que los futbolistas son personas como cualquiera. Si nos ofrecen un trabajo mejor por mucho que hayamos velado por nuestra empresa cogeremos el tren al pasar. Es cosa simple, cuando hablemos de los futbolistas pensemos en nosotros mismos: jugamos trabajamos por dinero. Por otra parte, es la sociedad la que dictamina que su talento es digno de fortuna y admiración. Por ello, los futbolistas no son deudores de nadie, ni de su afición; a pesar de las vanas 1001 alabanzas para 1001 mejores aficiones del mundo. Lo importante es que los espectadores paguen por ver «semejante espectáculo» de cualquier manera, sobre todo mediante publicidad que es lo que mueve al mundo del fútbol.

¡Hoy, mañana y siempre con el Barça en el corazón!



Ahora el Barça es el club con más admiradores. Su forma de jugar y ganar propicia que se le atribuyan valores encomiables, como un modelo a imitar más allá del fútbol. El circo del Barça parece sintonizar con la «moda» del desarrollo sostenible: fichajes «no muy caros», cantera, amor por los colores, compañerismo, trabajo en equipo, humildad, sencillez. Pero… ¿¡qué coño!? el éxito del Barça es un éxito profesional: empresarial y deportivo, nada más. Y entra dentro del capitalismo puro y duro, nada de sostenible. La morralla que es la opinión pública (mass media + marketing + ignorancia) se encarga de vanagloriar el éxito del Barça.

Para empezar, con el fenómeno de la liberalización económica es más fácil ver a futbolistas saltar de club en club y a los mejores del Tercer Mundo jugar en Europa entre antes mejor. Se alaba que el Barça sea todo cantera, fichar desde la infancia es digno de elogio. Pero esto es fichar a estrellas a precio de saldo agravando las diferencias en el fútbol. Un ejemplo canario, Pedrito, ni siquiera pasó por el Tenerife (club que estará la próxima temporada en 2ºB).

Además, que la mejor generación de jugadores españoles sea la del Barça actual no quita para que el club no cuente con fichajes a base de talonario, uno estrepitoso fue el de Chigrinski por 25 millones de euros. Hay que recordar que el Barça se gasta mucho más en fichajes que cualquier equipo en España –menos el R. Madrid claro está– y está entre los primeros del mundo en gastos por fichajes como en fichas anuales. Es fundamental para el modelo del Barça que sus jugadores cobren cifras de primer caché mundial y tenga proyección de club mundial, como equipo de gran ciudad que es y los intereses que mueve. Se pone el énfasis en la cantera, pero se obvia que por mucha cantera que haya sino hay millones detrás el proyecto no tendría consistencia; fue el caso del grandioso Ajax de mediados de los 90 que se desgranó al no contar con estos dos factores, precisamente muchos jugadores recalaron en el Barça. El fútbol profesional es dinero, el éxito del Barça viene de este dinero. Para colmo la imagen de los jugadores del Barça es de humildad y sencillez. Habría que comprobar esta humildad y sencillez en cada uno de sus bienes y en sus estilos de vida… menuda hipocresía. Si esta gente es humilde, ¿la gente de a pie donde queda en la escala de humildad?

Lavando la camiseta

Camiseta del Barça 2011/2012
Y es que el Barcelona es emisor del mayor ejercicio de cinismo que haya visto en el mundo deportivo: la publicidad de Unicef y Nike en la misma camiseta, unos que se dedican –en teoría– a salvaguardar a los niños y otros que se dedican –en la práctica– a esclavizarlos. En cambio, la nueva publicidad de Qatar foundation es más coherente con el logotipo de Nike. El Estado qatarí ha creado esta empresa, recordemos algunas de sus características: apostar por la pena de muerte para homosexuales, leyes de corte esclavista para extranjeros, exterminio de los judíos y total sumisión de la mujer al hombre. Pilar Rahola define este acuerdo como: «Una compra en toda regla de los valores deportivos de un club a favor de la apología de una tiranía islámica». En mi opinión, estos valores si han existido se perdieron hace mucho tiempo. Os adelanto que esta interpretación no la veremos en Cuatro y sus Manolos Desinformadores. En estos años, rumbo al Mundial Qatar 2022, veremos cómo se santifica a una de las peores dictaduras del mundo aliada de las potencias occidentales.

No es coincidencia la elección de Qatar. El Barça es la cara bonita del fútbol, como lo es o lo fue el PSOE en política. Desde hace tiempo ha sido así. Al Madrid se le vincula con el franquismo lo que no se menciona tanto es que la cúpula del Barcelona también confluía con la dictadura. La diferencia con el PSOE es que una persona mínimamente bien informada hoy en día sabe que intereses defiende este partido, pero no el Barça. Me llamó la atención el perfil social de un militante activo de IU, universitario, en donde se mostraba «orgulloso de ser culé», entrelazando imágenes de su perfil del Barça con parodias del bipartidismo. Lo que quiero ejemplificar es que el peor riesgo que corremos con este Barça no es el gastarnos una pasta en una camiseta hecha por esclavos, el peor es el lavado de cerebro: el riesgo de pensar que el Barcelona es digno de elogio más allá de lo deportivo, que no es capitalismo a ultranza, de justificar inconscientemente la desigualdad socioeconómica del mundo y, ahora además, el riesgo de considerar a Qatar como un rico país que no sabe dónde gastarse el dinero –como si fueran tontos ricachones o filántropos– en no ver el lavado de cara que se disponen a realizar mediante Qatar Foundation y el fútbol.

El origen del problema radica en no darnos cuenta como está todo relacionado: la política, la economía, la cultura, incluso el fútbol, todo interacciona en la sociedad global. Algunas veces nos mostramos desafiantes contra la degradación del sistema, sin considerar que actuamos acorde a esta degradación el resto del tiempo. Y con esta dinámica, el carisma del Barça está intacto más allá de discusiones de patio de colegio.

Revestidos de este carisma, los jugadores del Barça saltarán al campo con el escudo de un club que se dedica a ser el opio del pueblo, con el logo de una empresa que basa su negocio en la externalización de la esclavitud, y ahora también con el nombre de una de las dictaduras más infames del mundo. Como en la ONU, en la camiseta del Barça Unicef quedará a la altura del culo.