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viernes, 1 de abril de 2011

Tú cobras si yo me enriquezco ¿la siguiente contrarreforma?

Una mentira anunciada
E. Botín ha confirmado que son los ganadores de la crisis en medio de la reducción y eliminación de los logros sociales y laborales. El tufillo desinformativo que se percibe acerca de la bonita palabra productividad (los trabajadores españoles son poco productivos, cobran mucho y la excusa-comodín: hace falta «moderar» los salarios de los trabajadores españoles para salir de la crisis) nos adelanta uno de los derroteros futuros del neoliberalismo en España, el de ajustar los sueldos a la supuesta productividad. Pero primero hay que dejar que las aguas se calmen, o sea que la población olvide las últimas medidas contra el estado del bienestar y no hayan elecciones a la vista. Están utilizando los tiempos adecuados para mantener la apatía.
¿Qué quieren hacer?
Si googleáis acerca de salarios y productividad veréis muchas medias verdades –las mentiras más sólidas– y un supuesto tratamiento científico y distante del asunto. No os lo creáis. El sistema actual, vinculación entre los aumentos salariales y el IPC es objetivo y riguroso, si suben determinados precios, suben los sueldos (analizados por el Instituto Nacional de Estadística). Pues eso es lo que nos quieren arrebatar, realmente no se busca asociar los sueldos a la productividad nacional o sectorial –esa es otra, no está nada claro el criterio propuesto–. En la práctica actual se busca apropiarse el derecho de imponer el criterio propio de cada empresa, que el cumplimiento de los objetivos empresariales sea la vara de medir el rendimiento de los trabajadores y los salarios; en definitiva desprenderse de los garantías externas en pro de marcar los sueldos que deseen, ni convenios sindicales ni IPC.
Esta situación ocurre tanto en las trasnacionales, con tan buena reputación empresarial, como en el empresita de turno, solo cambian las formas. El gobierno y la clase empresarial reconocen que es básicamente disminuir los sueldos, hablan de moderar, alinear, así que de cobrar más por el rendimiento lo justo, lo que no explicitan el cómo. Se pretende aumentar la parte de variable del sueldo y cobrarse esta parte solo si se obtienen los beneficios de ejercicios anteriores o incluso superiores.  Un ejemplo simplificado sería un trabajador que cobra 1.000 € con esta medida pasarían a 800 €, y los 200 restantes serían cobrados en función si se cumplen los objetivos empresariales; los cuales muchas veces ni siquiera dependen del rendimiento del trabajador.
Qué significa para el trabajador: los casos de un camarero, dependienta e informático
Medidas similares ya se aplican cuando el empresario no sube los sueldos o tan siquiera los paga  íntegros excusándose en la crisis; con la coerción de que no se están cumpliendo las expectativas en función de su bolsillo, se le incrementa la carga de trabajo y empeoran las condiciones laborales -habrá casos honrados-. Puestos a imaginar, la extensión de esta medida en hostelería (existente en otra forma mediante las propinas), significaría que un camarero cobrara sus 1.000 € dependiendo del número de clientes atendidos o del beneficio de la cuenta de resultados de X tiempo, según le salgan de los huevos determine el empresario.
En las grandes empresas los intereses económicos se cubren de cientificidad. Los que trabajan en tiendas de ropa, calzado etcétera saben de lo que hablo. Les imponen unos indicadores y objetivos (de venta, ratio de personas que visitan la tienda/compradores etc.) y les responsabilizan de estos, como si las ventas dependieran de la sapiencia comercial de los trabajadores y nada más; los precios, el posicionamiento de la tienda en la mente del consumidor, la ubicación, el contexto socioeconómico y otras variables de la ciencia capitalista se omiten en esta lectura cara al trabajador. Para el caso de una dependienta la aplicación de esta medida, significaría que tuvieran que cumplir con estos objetivos y tener unos buenos indicadores para cobrar los 1.000 €.
El último ejemplo que tomaremos, el del técnico informático, responde a una tipología de trabajadores con ciertas particularidades, supuestamente con mejores condiciones laborales. Esta situación podría llevarles a pensar que están exentos del alcance de esta medida. Sin embargo, también está visto el cómo, aunque su labor no repercuta  directamente sobre los beneficios. El técnico que trabaja en pro del mantenimiento, pasa cierto tiempo muerto en la jornada laboral, debido a que no hay incidencias que solucionar, pues este tiempo no lo cobrarían como el tiempo efectivo de trabajo, o sea sino se presentan incidencias se cobra menos, a pesar de estar desarrollando su trabajo adecuadamente. En definitiva, este criterio es aplicable a cualquier trabajador.
Vencer sin luchar
Algunos no creen que esta medida se lleve a cabo ya que la bajada pronunciada de los salarios de la clase trabajadora repercutiría en los ingresos empresariales, por la penalización de la capacidad de consumo. Apuntan que esta medida sería para los empresarios como «pegarse un tiro a los pies». No obstante, economistas no neoliberales como V. Navarro afirman que las contrarreformas acometidas son en tal sentido, medidas que agravan más la crisis en vez de ayudarnos a salir de esta; mientras aumentan los grandes índices empresariales de beneficios. Para ellos no hay crisis, miren lo que ha dicho el «Pequeño Goebbels», así que este argumento, es cuanto menos discutible. Han aprendido y han demostrado saber jugar muy bien con los tiempos. Llevan, de hecho, casi treinta años de desmantelamiento del sector público sin apenas oposición.
Esta medida corresponde también al terreno de las mentalidades, sería un importante paso para seguir asimilando la moral del empresario a la del trabajador; aquello de: «no hay peor esclavo que el que no quiere ser libre». Ganar la lucha de clases haciendo ver que no existe, que los objetivos de la clase trabajadora son los mismos que los objetivos de la clase empresarial,  o sea “el vencer sin luchar” de Sun Tzu.
Un utópico modelo: salarios y beneficios
La confusión acerca del término produtividad y su vinculación a los salarios en España  creo que viene dada, en parte, para evitar cualquiera ocurrencia acerca de otro posible modelo: vinculación de salarios con beneficios, que sería muy lógico siguiendo el razonamiento que están utilizando para vincularlo con la productividad. Si la empresa va bien, todos cobran a razón de de los beneficios, si va mal tanto de lo mismo. Pero esta cuestión es utópica en estos momentos, sería implantar un capitalismo distributivo, lo último que quieren la clase empresarial y sus representantes políticos, una solución que solo se aplicaría si realmente la lucha de clases no existiera.
En este reparto se podría tener en cuenta el capital y trabajo invertidos, de tal manera que una vez amortizado el capital, se valorara más el trabajo invertido por los trabajadores, entre los cuales están los empresarios, directivos etc. No hace falta decir que en la actualidad ocurre lo contrario, los directivos y accionistas ganan dinerales en las grandes empresas españolas mientras que los trabajadores ven resentidas sus condiciones laborales y sueldos.
Para el que no quiera leer la perorata es básicamente: «Tú cobras tu sueldo entero si yo me enriquezco lo que quiero».


Si queréis leer información seria en internet acerca de esta cuestión:

·         Productividad para torpes… o a ver si cuela, de blog Laboro.
·         Falacias sobre la productividad y los salarios, de A. Mora.
·         El Banco de España cree que vincular salarios y precios "es un residuo" , de Kaosenlared
·         Productividad y renta, de V. Navarro.
·         Los salarios en España, de V. Navarro.
·         Los sindicatos llevan razón, de V. Navarro
·         Las grandes empresas exigen el “despido subjetivo” a ZP, de Miriam Prat.
Y para contrastar con artículos de desinformación:
·         Decidir entre vincular los salarios a la inflación o a la productividad, de un blog del banco BBVA.
·         Salarios y productividad, de M. de la Dehesa.

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