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sábado, 8 de junio de 2013

Llegó: el vacío de aulas


Hace más de dos años, en mi primera entrada, hablaba de la situación de la universidad. Responsabilicé en buena parte al profesorado por el descenso formativo y proponía dos soluciones desde el ámbito universitario; una deseable y otra no tanto. La puesta en práctica de alguna de ellas significaría, desde mi punto de vista, un vacío de aulas. Vacío de aulas que a la postre sería saludable para la educación en España. Al final, se ha impuesto una vía desde fuera del ámbito universitario: vuelta al siglo XX, quien tenga dinero que estudie, y el resto que se aguante (con matices, que todavía sigue existiendo un sistema de becas…).

Las consecuencias de la imposición de la nueva legislación en materia de becas y tarifas universitarias han explosionado en las redes sociales. Ha sido a través de una epistolar digital de un profesor universitario, relatando el caso de un alumno que sobresale, fuera de lo común, por su pasión y dedicación a la ciencia. Pues resulta que no tiene medios económicos para pagar la matrícula.

Los análisis y comentarios al respecto centran el foco en los recortes actuales, pero no se hacen retrospectiva: se peca de superficialidad, las causas se centran en la nueva legislación de becas y tarifas; y también de parcialidad, ya que culpa a las políticas de recortes del PP y exime a las del PSOE, entre otros “salvados”.

Estos recortes, ¿sobre qué situación se aplican? Esta pregunta es importante responderla por diversas cuestiones, y se está omitiendo en el discurso anti-recortes. Parece cantado que se aplican sobre una situación universitaria insostenible y, por qué no decirlo, corrupta. El PP ya tiene la justificación perfecta para los recortes. De alguna forma parece que han dejado empeorar la situación hasta que el caldero se rebozara, para luego poder hacer lo que les da la gana.

1. Burbuja universitaria: insostenible porque España llevaba una tendencia de población universitaria que casi doblaba a la Alemania (38% vs. 22% de jóvenes en 2005). Más grave el ejemplo si tenemos en cuenta las características de ambos países; somos un país terciarizado donde la oferta de trabajo no se caracteriza por la cualificación. Con la crisis menos. Por otro lado, hasta fechas recientes, la tasa de desempleados universitarios era bastante menor que la de formación inferior, pero con la cada vez más acuciante burbuja de universitarios, estos comenzaron a estar abocados al paro, a la emigración o a trabajos no cualificados. De 2007 a 2011 la tasa de titulados en paro se duplicó en España, el 12,4% frente al 5,2% de la UE. Para apuntillar, el polémico Niño Becerra sitúa en un 5-10% a los universitarios que tendrán buenos trabajos en el futuro.

2. Titulitis:  insostenible porque a día de hoy importa más el título que lo que hayamos aprendido; representado en que vale lo mismo un título obtenido en 10 años con media de 5, que uno obtenido en 5 años con media de 10. Fíjense: obtener un 10 en el expediente académico en unas oposiciones al profesorado solo supone 0,5 de diferencia con otro alumno que obtenga un 6 de nota media. La misma puntuación que te dan por un cursillo de una tarde. Parafraseando un comentario que me llamó la atención: “Cualquier estudiante que no pueda estudiar es un drama”. Pues oiga: No, ni mucho menos, al menos si entendemos estudiar como tener formación universitaria bajo estas circunstancias. Por otra parte, en una sociedad desarrollada ha de haber todo tipo de profesionales que sean valorados por su trabajo, y la mayoría de ellos con nuestro modelo económico no deben ser universitarios. Camareros, obreros, fontaneros, técnicos en energías renovables ya puestos a innovar… Algunos aducen que se quiere atolondrar al pueblo, pero parece demostrado nuestra sociedad de universitarios no ha servido para que vivamos en una sociedad donde la cultura y el amor al conocimiento sean los valores máximos por la cual se rija un sistema social basado en la meritocracia del esfuerzo. En otras palabras, en la universidad no se desarrolla conciencia social necesariamente.

3. Titulitis + burbuja universitaria: mal que nos pese, nuestro modelo de “todo el mundo puede estudiar” ha obtenido un resultado negativo: bajo nivel formativo, depreciación del esfuerzo y saturación de titulados mediocres. En España tras décadas sin dictadura hemos alcanzado los primeros puestos mundiales en deportes, en número de turistas, en trenes de alta velocidad y en el matrimonio homosexual pero en universidades… Una puta mierda. Ninguna entre las 200 mejores. Imagínense este resultado en fútbol o en cualquier otro deporte popular. No creo que se extrañen al comentarles los siguientes casos verídicos: estudiantes de humanidades que terminaban su carrera en 8-9 años, cuando lo propio era en 5, simplemente porque no estudiaban y tenían una situación cómoda. Alumnos que pedían la beca compensatoria (bajos recursos económicos) y luego pasaban olímpicamente de las clases. Alumnos en facultades de magisterio que se matriculan porque es una carrera fácil y con corte de nota bajo, supuestos futuros maestros que copian en los exámenes y a duras penas los aprueban; encima ante tal avalancha de esta tipología de alumnos la facultad quiere ampliar sus aulas. Desde la perspectiva institucional, la proliferación de universidades no ha sido criticada de forma abierta como la de aeropuertos. A los profesores universitarios les ha venido de perlas, han consagrado un buen trabajo con buenas condiciones laborales. Datos clarificadores: en 1995 había 51 universidades en España, en 2013 hay 81. En 1995 había 1.446.472 estudiantes, en 2013 hay 1.469.653. ¿De dónde salen las 30 universidades? Recuerdo que el principal gasto de la universidad es el laboral y el segundo es el de “investigación y mejoras”, donde con escarbar un poco vemos que la corrupción y el clientelismo están a la orden del día (obtener réditos del sector público en beneficio propio, prevaricar, clientelismo, compritas, viajes, plagios…).

Culpabilizar al PP, implícitamente conlleva a exonerar al PSOE. Cuando la situación educativa actual es un problema de fondo, estructural; hace 25 años que la educación en España viene dando bandazos como en ningún país “desarrollado” de Europa, observable en las leyes educativas. Si centramos la culpa en el PP damos credibilidad a este sistema bipartidista: el PP tiene la culpa, por lo tanto el PSOE la solución.

Algunos responsabilizan y tratan de ignorantes y tontos a los votantes del PP. En 2011 un 32% de la población votó al PP, otro tanto votó al PSOE, que es el ala izquierda del mismo pájaro de mal agüero. Y otro tanto no votó permitiendo que este sistema se perpetúe, así que según como se mire todo el país es cómplice… ¿vivimos en un país de tontos? ¿O será que estamos ante una hegemonía que se ha ido construyendo en 30 años?

En conclusión: todos los indicios apuntaban a que antes o después el número de estudiantes universitarios tendría que reducirse en España. La universidad no ha llevado a cabo la reducción, finalmente ha sido el PP. ¿Qué esperaban, perpetuar la situación ad eternum? Por lo pronto, la educación no universitaria se va salvando… pero ya se observan los primeros pasos para su desmantelamiento de forma encubierta, poco a poco, no se enrabisquen en demasía. Prepárense profesores, prepárense… se os acaba el chollo. Espero que esta situación tenga una consecuencia positiva: estudiar sea sinónimo de progreso social. Lo malo: a lo mejor hay que esperar 50 años para verlo.

sábado, 13 de abril de 2013

El gran maná canario

¡Canario! ¿Qué opina del turismo? Tómese su tiempo, reflexione, póngalo por escrito…





 
 

Luego lea.

 
 

Si se ha decantado por una opinión positiva, está en sintonía con la mayoría de los canarios. Podría usted haber pensado: «Gracias al turismo podemos salir adelante» o «Si no fuera por el turismo dónde estaríamos». Pero, ¿es incuestionable esta visión mesiánica del turismo? Con la crisis se nos abre una nueva perspectiva histórica en la cual se confirma que el turismo no es la solución para los canarios, al menos, no este turismo. Debemos terminar con la idealización del turismo en Canarias. El turismo, nuestro gran maná, se ha convertido en nuestra adicción, en nuestro mal holandés (1).

Por goteo fui madurando esta entrada, tras experiencias propias y experiencias ajenas. La gota que colmó el vaso: dos de mis amigos estudian Turismo, los dos tienen planes para emigrar este año; otro amigo, que trabajaba en un comercio turístico, también ha decidido emigrar. Contrastado con los últimos datos oficiales: 115.390 canarios ya viven en otro país. El turismo no ha impedido que tengan que abandonar las islas afortunadas, donde todo el mundo quiere vivir. Es toda una paradoja.

Según periódicos y demás mercenarios de la desinformación la solución es: ¡Qué vengan más turistas! No sabemos para quién, pero esta es la solución. Diez millones de turistas al año y el paro más alto que nunca: ¿cuál es el objetivo? ¿Con qué cifra de turistas se acaba el paro en Canarias? En cambio la emigración se publica por lo bajini, multitudes de canarios se vuelven a ir a Sudamérica o Europa ¡qué feo quedaría! Y es que en Canarias, como en otros lugares, tenemos esa doble extraña visión que se complementa y acepta de buen grado –al menos aquí–. Por un lado pervive la visión de las islas afortunadas, de un medio natural estupendo; y por otro lado, se impone la visión de la pobreza como un mal endémico de la población canaria. Pero, si tenemos este medio geográfico tan propicio y tan bien explotado: ¿por qué hay tanta pobreza? Y aquí volvemos al turismo, nuestro motor económico, (un 70% de la actividad económica).

Antes que nada, para distanciarnos de una problemática tan compleja es mejor retrotraerse al origen para explicar, al menos, parte del estado actual del fenómeno. El turismo de masas en Canarias empezó en los 60´. Para situarnos en un caso concreto, en Gran Canaria la zona a explotar pertenecía mayoritariamente a un aristócrata. Antes de llegar a convertirse en conde, en 1961 convoca a concurso el proyecto de explotación. A este acudieron proyectos internacionales, ganando la opción más sostenible con el medioambiente. Pero pronto el curso de los acontecimientos llevarían al concurso a subsistir como una justificación, un esnobismo. El proyecto ganador se vació de contenido; la masificación del cemento ganaría la mano propulsada por la connivencia del poder político insular y empresarios extranjeros y locales, amparados por la rentabilidad en el corto alcance. Este ha sido el modelo de la explotación turística canaria: Sabemos que algo está bien hecho, pero vamos a retorcerlo para ganar más dinero. Modelo corrupto hasta la médula, amparado por los medios de comunicación que no han cumplido con su labor de denunciar la corrupción política-empresarial, el rentismo y la falta de miras. De señalar que otro modelo es posible.

La erosión turística de San Agustín es patente, y en esos visos está Playa del Inglés (los edificios e instalaciones son propias de mediados del siglo XX, y ya han empezado a cerrar, residencializarse o resultar patéticamente desfasados). Ante esta situación, la universidad y el gobierno –que se suma ahora– proponen la renovación. En consonancia, nuestro conde opina: «El empresario está mal acostumbrado y no tiene que llamar al Gobierno para rehabilitar sus negocios». Se permite estas palabras ya que –como él mismo ha lamentado– no ha invertido en edificaciones turísticas. Vamos, que de visionario poco, como algunos medios lo tildan. En los periódicos canarios, en lo poco que se publica, se sigue a raja tabla la hagiografía del gran Conde, el que quiso urbanizar las dunas de Maspalomas en algún momento dado, el que se lamenta por la “perdida” de 500 fanegadas al declarárseles suelo protegido; idealización paralela a la del modelo turístico. Este modelo nos lleva a pensar que la defensa institucional actual del ecosistema es debida exclusivamente a que su extinción significaría el fin del negocio.

 
Hasta ahora la alternativa al desgaste turístico ha sido ampliación y más construcción, esta vez con hoteles de cinco estrellas -tampoco son bobos-. ¿Pero será esta la solución para el ciudadano de a  pie? Para empezar, trabajar en estos glamurosos hoteles no es tan bonito ni profesional como pudiera pensarse uno; la diferencia entre “tener” estudios y no tenerlos cada vez es más laxa. Si comienzas a trabajar en turismo mentalízate para trabajos manuales y espaldares, a no ser que tengas ciertas influencias. Uno de mis citados amigos, precisamente criticaba que para qué tantos conocimientos teóricos, de modelos, de dirección, de planificación… para luego acabar haciendo camas u otro desempeño similar en las prácticas universitarias. Otro alumno, de un máster turístico, se quejaba que sus prácticas consistían en fotocopias y café. Por otro lado, para ascender, ya se puede imaginar usted: tampoco lo más importante es el conocimiento que podamos poseer, sino nuestra “adecuación” al sistema, tras soportar años y años de trabajo.

Una vez que estemos en un cargo directivo deberemos estar imbuidos e infundir la línea ideológica de la empresa -la cultura de empresa que le llaman-, en condiciones laborales como: cobro en negro íntegro o parcial, donde la propina y el sobresueldo son armas de doble filo; violación constante del reglamento horario, trabajar sin 12 horas de descanso (un amigo me comentaba que en un hotel de una cadena “canaria” hasta se normalizó salir de trabajar a las 01:00 para volver a las 06:00 con la excusa de cambio de cuadrante); trabajar gratis, es decir: obligatorio quedarse hasta que se “cierre el turno”, si se trabaja más tiempo son cosas del oficio, así hablan de jornadas de hasta 13 horas seguidas en hoteles de 5 estrellas. Casos de coerción diaria por parte del supervisor: “Quien no quiera trabajar de más a la espera hay tochos de currículos de gente que quiere trabajar. Incumplimiento soterrado de los 48 días de vacaciones por convenio…

Se podrá argumentar que es una visión muy pesimista, pero estos casos no son atípicos y se trata de señalar una problemática. La hostelería es un mundo de vicios, vicios para poder soportar estas condiciones laborales. Así es corriente al finalizar el trabajo que trabajadores se embriaguen y droguen para evadirse y entregarse a la noche. Trabajo, fiesta y dormir; hay que andarse con cuidado para no caer en tal dinámica autodestructiva. Pero bueno… toca aguantarse: «Hay tanto paro en las islas Canarias». Consuelo de tontos pensar que en la Península no andan mucho mejor.

Para ser fiel a la verdad, no todo ha sido negativo, en los últimos años nos hemos equiparado en muchos aspectos a la bella Europa, sin embargo ahora se terminan nuestras vanas ilusiones en convertirnos en europeos, en ricos. ¿Seremos realmente parte de Europa? ¿O nos definimos mejor como una neocolonia turística europea? Bienaventuradas, afortunadas… ¿mitos o verdad? Lo que está claro que alguien está haciendo un lucrativo negocio en Canarias y no es el canario de a pie. Eso sí, al menos, la UE ha aportado ingentes cantidades de dinero a Canarias como zona “subdesarrollada” dentro de la Unión. Pero el retraso social canario no ha disminuido, ¿qué objetivos se perseguían con estos fondos? Gracias a estos ingresos determinadas empresas y colectivos se han forrado, el gobierno canario ha podido argüir triunfos políticos: contamos con infraestructuras modernas y con la “ayuda” a la agricultura canaria. Bendita UE y benditos turistas. Los que se quedan a vivir aquí, bienvenidos sean; que las zonas turísticas canarias sean colonias económicas, no hay problema; en cambio, rechazamos a la inmigración económica sudamericana, africana y ahora china. Esos tienen mala prensa. Mientras, los turoperadores europeos hasta calles tienen con su nombre en el sur canario. ¿Se imaginan una calle principal con nombre de una empresa china?

El turismo no es un maná, no es un bien o don que se recibe gratuitamente y de modo inesperado. El turismo canario ha sido trabajado por los canarios con su sudor y buen hacer: a pesar de nuestra humildad e ignorancia. A la par los ingentes beneficios capitalistas se van para unas pocas familias en Mallorca, Alemania, Cataluña, Escandinavia y también a Canarias, no es cuestión de banderas. La cuestión se asemeja más a la lucha de clases y la necesidad de despertar del pueblo, en este caso de descubrir que este modelo no nos sirve a la mayoría. Fíjense que no vemos ni lo evidente, hay 300.000 parados en Canarias, algo habrá que cambiar aquí. Y algo gordo. Mientras tanto mis amigos se van yendo y otros comienzan a hablar de petróleo…

(1) Se denomina como especialización económica o mal del holandés, a aquella situación en la que la periferia se especializa tanto en un solo sector, el cual le da grandes beneficios, que se distorsiona la economía, porque se olvida del resto de sectores. La población que queda al margen de este sector se queda en niveles de subsistencia.